Aunque parezca una sucia costumbre, la ingesta de los propios excrementos es vital para los conejos, así como para otros animales.
Ahora bien, los conejos nunca comen las heces que expulsa durante el día, que son duras y tienen forma de canica, sino únicamente las que defeca durante la noche. Estas cacas presentan una consistencia más blanda, aparecen agrupadas y cubiertas por un líquido mucoso. A través de su ingesta, el conejo recupera algunas sustancias nutritivas, como la vitamina B y ciertos minerales. Así pues, este comportamiento gastronómico aleja el fantasma de padecer carencias alimentarias y sufrir serios trastornos neurológicos. Por último, hay que añadir que algunos animales, como los perros, no son tan sibaritas, pues consumen cacas incluso de otras especies.
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